Fins aviat.
Hola, Desde niño siempre vi en las películas una figura que en mi vida no existía, un personaje que por más que yo mirara a mi alrededor nunca aparecía. No es que lo echara de menos, pero durante algunos años, sobre todo en mi niñez, lo deseé porque tener uno te hacía más importante, más héroe de película. Ese personaje era el enemigo, y todos lo que se preciaran en algo lo tenían. Los indios, los vaqueros, los detectives, los ladrones, los deportistas, los jueces, los presos, incluso los vecinos de una urbanización a las afueras de New York, todos tenían uno que marcaba de una forma tan brutal sus vidas que se convertía en la esencia y motivo de las mismas. Yo escogí uno, un niño que se llamaba Miguel Angel y que tenía una mancha de pelo en la muñeca. Le gustaba la misma niña que a mí y recuerdo que bajé una vez un juego de destornilladores de mi padre y le clavé uno en la mano para que fuésemos enemigos. Ahora no lo recuerdo muy bien, pero creo que me dio un par de bofetadas y ahí se