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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: setembre, 2011

El amor secreto de Ingrid: escribir

Imatge
Una de las pocas alegrías culturales en mi vida en República Dominicana ha sido conocer a Íngrid Gómez de Nátera. Un encanto de persona y una escritora de pluma dulce y letal como lo es el propio Caribe. Ahora, una revista incipiente ha tenido el acierto de entrevistarla (buena señal para la revista...), y yo quiero todos la conozcáis, así que transcribo íntegra la entrevista que le ha hecho el señor Ennio Marchetti para la revista  Revista Azul Caribe . “Yo... Soy un intento de escritora... y arrastro este estigma desde que tengo conciencia. Incrustada en un lugar que no es el mío, he visto pasar el tiempo, descuidando mi amor secreto, mi pasión. Hoy, intentando recupe­rar el tiempo perdido, me he lanzado a navegar en este mundo inmenso y aun extraño para mí, en la búsqueda de mis iguales...”. Así dice Ingrid e Ingrid es humilde. Puedo atestiguar que no es un “inten­to de escritora”. Todo lo contrario. Es una verdadera novelista, de las que tienen la narración en la sangre

E-book Vs Libro en papel, nunca pensé que diría esto...

Imatge
Hace unos meses decidí comprar un e-book. Tras mucho buscar, me decidí por un Kindle de Amazon, ya que fue en Amazon donde publiqué la primera versión a la venta de El péndulo de Dios . Después de vagar por la página de Amazon me fijé en uno blanco, bonito, con su funda protectora en piel y una gomita elástica que la cierra al más puro estilo de los cuadernos de campo utilizados, entre otros, por personajes tan importantes como Hércules Poirot o Félix Rodríguez de la Fuente. Lo compré con poca ilusión, la verdad, consciente de que gastaba el dinero en un artículo que no iba a utilizar más que para ver cómo había quedado mi novela, y que no volvería a encender en la vida. Un aparato que tras  su forma inocente esconde el asesino de la cultura escrita. Desde entonces he devorado tres novelas impresas en su tinta electrónica sobre fondo gris, por dos de papel tradicional, con un resultado a priori impensable. Nunca lo imaginé, os lo prometo, pero debo reconocer que no hay color. El