A mitad de camino

Van llegando al final los muchos días que llevo fuera de casa. Desde hace algunos años, cuando la fortuna me cambió del ramo de la distribución a la industria turística, mi nuevo trabajo me permite viajar por distintos lugares, de país en país conociendo gente, ubicando nuevas caras en el imaginario propio, estrechando relaciones, laborales y personales, y haciendo amigos.

Amigos, esa palabra tan prostituida por las nuevas tecnologías y que sin embargo es necesaria para la salud mental de cualquiera. Algo tan difícil de conseguir que merece un gran esfuerzo. No voy a disertar sobre la amistad porque ya el gran Josep Pla definió las relaciones sociales en tres categorías lapidarias, amics, coneguts i saludats, en español, amigos, conocidos y saludados, y de todo he tenido la fortuna de cultivar en estos años de viajes por Latinoamérica. 

Sí tenía ganas desde hace días de publicar en el blog, y el motivo recurrente hoy ha sido éste, la sorpresa de las nuevas amistades. Gente que se suma a tu vida cuando ésta ya está en marcha desde hace años, amigos nuevos que se cruzan sin conocer todo el pasado, sin saber nada de ti más allá de lo que tú mismo decidas, o no, contar. Lo difícil que se hace abrir de nuevo la puerta de la amistad a personas que no aparecen en ninguna de las fotos de las vacaciones anteriores. ¿Se puede? Esa es la gran pregunta, ¿se pueden hacer amigos en marcha?, ¿son igual de amigos que los que ya llevan trecho recorrido contigo?

Supongo que una parte importante de la respuesta debe depender de la personalidad de cada uno, pero yo creo que sí. Hice una gran amiga, Julia, hace unos años, y ahora he tenido la enorme fortuna de hacer dos más, Malena y Michèle. Con la primera nos separan ocho mil kilómetros y dos vidas totalmente diferentes, pero unidas por una amistad real y un cariño que siento que no se ha perdido a pesar del tiempo y la distancia, y con mis dos emes queridas siento que será parecido.

Egoístamente me alegra saber que tengo la capacidad de sorpresa y de apertura para ampliar mi espectro de amistades, me quita muchos años de encima y me flexibiliza el alma.

Espero que dure hasta el final.

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