Y si Coelho tuviera razón...
Terrassa, 4 de septiembre de 1978 La primera vez que vi a Julia, tenía la cara sucia. De las comisuras de sus labios resbalaban dos gotas de helado que intentaba recoger con la ayuda de una servilleta de papel. No pude apartar la vista, absorto en la boca que acariciaba la servilleta mientras una lengua rosada y húmeda lamía los restos de cacao que se resistían al trozo de papel. Así, con estas palabras y pendiente de las sucesivas correcciones que vendrán a partir de ahora, comienza la que es ya mi cuarta novela finalizada. A diferencia de las anteriores, ésta no ha requerido mayor documentación que mi propia experiencia, mi memoria y mi imaginación. Esta vez no me he adentrado en una cultura extinta, ni en una trama de acción más allá de la que pueda haber en la vida de una persona como cualquier otra, así como intentar responder a cuestiones como qué sería nuestras vidas si hubiéramos tomado tal o cual decisión en aquel momento concreto, cómo se arrastran los errores,