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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: febrer, 2019

Si 1Q84 se hubiera escrito en ROMA

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Anoche acabé, después de maratonianas jornadas de lectura, “1Q84” de uno de mis escritores preferidos, Haruki Murakami, y lo cierto es que creo que a mi edad ya no debería perder el tiempo de esta forma. Creo que el señor Murakami, que me ha hecho disfrutar de una manera brutal con su Norwegian Wood (Tokyo Blues), cargó la batería de su computadora con plutonio y se puso a escribir una trama sin pies ni cabeza en la que continuamente da trazas de su talento, descripciones espectaculares, personajes magníficos, escenarios “murakámicos” extraordinarios, pero en la que a la hora de ligar todo eso le falló la mano del mortero y le salió un all i oli aguado, insípido, inconexo e inacabado. Mi abuelo, que en paz descanse, y que era el encargado de hacer el all i oli en casa, cuando le salía mal siempre decía que era porque alguna mujer con la regla había entrado en la cocina, jejeje, no sé si ha sido este el caso del señor Murakami, pero la verdad es que dentro del despropósito de la trama

La mirada curiosa

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Fotografía: Fernando Baños Siempre he sentido una curiosidad innata, intensa e incontenible por los demás. No puedo evitar preguntarme cosas de la gente, intentar adivinar sus vidas, qué esconden tras los vestidos de la supervivencia diaria. No puedo evitar pensar en qué hará tal o cual persona cuando está sola, cuando se acuesta, cuando interactúa con su familia, con su pareja, cuando se masturba, cuando está en el baño, ¿canta en la ducha?, ¿ve vídeos graciosos por Internet o está enganchado al porno? Cuando entro en una reunión importante, rodeado de políticos o grandes directivos, siempre me los imagino en sus zonas de seguridad, cruzando la puerta de la última habitación que los protege, allí donde ya no son nada más que un cuerpo atado a una mente con los mismos miedos, o no, con los mismos anhelos, o no, y con las mismas necesidades, o no, que todos los demás. Hace muchos años leí en un baño, cuando la gente era libre de la dictadura de lo políticamente correcto y

Recuerdos compartidos

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¿Qué hacemos con los recuerdos compartidos con alguien a quien no queremos recordar? Llevo días haciéndome esta pregunta a raíz de una separación un tanto traumática que está viviendo una amiga.  La de ella es una de esas separaciones feas, con reclamaciones absurdas y todos los reproches del mundo. De esas con actitudes desafiantes, chulescas, violentas en las formas, revanchistas, y que acaban con una vida compartida de golpe, pero que no contentas con eso, además la trituran, la incineran y la entierran bajo una tonelada de mierda que han decidido echar encima. Y por eso hace unos días que me asalta la pregunta de qué hacer con todos los recuerdos compartidos cuando una relación acaba mal. En mi vida he pasado alguna vez por esto, como todo el mundo, y si bien no fui un ejemplo y cometí errores que hoy me atrevo a pensar que no volvería a repetir, no recuerdo haber sido violento o querer aprovecharme de las circunstancias de la otra parte, porque una cosa es el

Opinión y algo más, con Janet Cabrera

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Estimados amigos y lectores, os comparto la charla con la periodista Faustina Cabrera en su espacio "Opinión y algo más" en la que hemos conversado de novelas y publicación digital, y que se ha retransmitido vía TeleCable 28 TV para República Dominicana.  Os pido disculpas por la calidad del vídeo, pero un apagón en Santo Domingo ha dificultado que todos los equipos del estudio funcionaran como es debido (cosas del directo), sin embargo creo que hemos pasado un buen rato y os quería hacer partícipes. ¡Espero que os agrade la charla! Muchas gracias a Janet Cabrera y Dilciame Rosso por su cariño.

La Habana, calles, esquinas y gente

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Hace unos años me prometí a mí mismo que no regresaría a La Habana , y no porque no me gustara sino más bien por lo contrario, porque sentí una pena y una rabia enormes al ver una de las ciudades más hermosas del mundo totalmente derruida.  He roto aquella promesa por motivos familiares y me he encontrado con más de lo mismo... viviendas apuntaladas, edificios en ruina, acoso y derribo del turista bajo el grito de guerra de "amigo, amigo", el timojito de los locales famosos y una tristeza en los rostros, una vez te adentras más allá del mundo reservado al turista, que encoje el corazón. Esta vez además, y víctimas del hotel en el que nos alojamos, vi de cerca el turismo sexual y el asco fue infinito. Por supuesto en casa, en Dominicana, esto es igual o peor, por lo que el asco es el mismo, es sólo que aquí en RD lo veo como local y allí, en Cuba, lo viví como visitante.  Sesenta años de revolución que han traído, por lo menos a la gran ciudad, el desastre más absol

La caja de cartón

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Por segunda vez en mi vida, y de igual manera por segunda vez de mutuo acuerdo, he desalojado una oficina en la que he pasado muchas horas de mi vida creando proyectos. La primera vez fue hace doce años cuando me fui de la empresa que, sin ser mía, la sentí así siempre y ayudé en todo lo que pude para levantarla. En ese entonces entré a trabajar con dieciséis años recién cumplidos y salí con treinta y siete. Una vida completa. Recuerdo que el último día llegué con el coche de empresa que tenía asignado y me fui a pie, caminando los dos kilómetros largos que separaban las oficinas de la estación del tren. Las cosas, pocas, en una bolsa de plástico y las lágrimas, muchas, cegándome la vista hasta alcanzar al andén de destino. Hoy, hace apenas unos minutos, he tenido un dejavú de aquella tarde lejana. La bolsa de plástico la he sustituido por una caja de cartón al más puro estilo de las películas americanas, y las lágrimas han brotado consecuentes y breves ya en la tranquilidad de