Los diez puntos de dirección de Ted Lasso, el anti jefe

Estos días he tenido la suerte de ver una serie en televisión: Ted Lasso. Vaya por delante que no soy capaz de seguir una serie dramática más allá de los dos o tres primeros capítulos (con suerte) porque cualquier historia, por buena que sea, acaba estirándose como un chicle y convirtiéndose en eso, en una serie de televisión, o como le decíamos antes, en un culebrón.

La trama en este caso es sencilla, un equipo de fútbol de la Premier Ligue que contrata a un entrenador de fútbol americano como máximo responsable del área técnica. Es decir, contratan a un director que no tiene ni la más remota idea del deporte en el que va a competir, o dicho de otro modo, contratan a un directivo que jamás en su vida ha trabajado en la rama a la que se va a dedicar.

Sin embargo, y tras los primeros ridículos públicos fruto de su desconocimiento, el coach Lasso comienza a presentar los cimientos en los que se basa su método de dirección, y que voy a intentar resumir en 10 puntos:

1. No basar el éxito en los resultados.
El coach Lasso dice, en su primera rueda de prensa ante todos los medios locales y nacionales, que no mide el éxito en el resultado de los partidos, de hecho reconoce que no le importa si ganan o pierden. Para Ted Lasso el éxito consiste en sacar lo mejor de cada jugador de su equipo. 

2. Asumir la presión del equipo y protegerlo de las injerencias externas.
Con una sonrisa acoge todas las críticas sobre el equipo, sobre los resultados, sobre los jugadores, sobre los otros técnicos,… El coach Lasso ejerce de paraguas sobre la plantilla para que cada miembro se dedique únicamente a la tarea que le ha sido encomendada sin tener que preocuparse por agentes externos.

3. Solucionar las pequeñas cosas que incomodan al equipo.
Tras una pequeña encuesta, detecta que existen pequeñas cosas (la presión del agua de las duchas, la comida de las máquinas expendedoras, la temperatura del aire acondicionado, etc.), que no ayudan a la comodidad de los integrantes del equipo. Ridiculeces a las que no se les da importancia y que con muy poco esfuerzo hacen que la vida de un equipo de trabajo sea más cómoda.

4. Encontrar el talento oculto.
Reconociendo desde el primer segundo su ignorancia sobre el fútbol, escucha y tiene la habilidad de descubrir el talento que se esconde en los miembros del equipo, así como de premiarlo públicamente sin otorgarse sus méritos. ¿Cuántos directores no escuchan pensando que lo saben todo, o peor aún, cuántos directivos no se adjudican las ideas de otros? ¿Y cuántos de estos directivos triunfan?, así es, a la larga, ninguno.

5. Encontrar el líder, o líderes, entre los miembros del equipo.
Es importante comprender que un equipo está hecho de pequeños equipos, y una de las funciones más importantes de un líder debe de ser encontrar a las personas adecuadas para liderar esos grupos menores y transmitir la idea del director en cascada sobre los demás. ¿Quién puede ejercer mejor ejemplo en una plantilla que un miembro consolidado y respetado en esa misma plantilla?

6. Detectar a las personas tóxicas.
De igual manera que en cualquier grupo humano hay talento escondido, también existen personas que frenan los proyectos. El coach Lasso lo tiene claro y no le tiembla la mano para descartar a esas personas una vez está seguro de que ha hecho todo lo posible por apoyarlas e incluirlas en el proyecto. 

7. Dar importancia a los avances conseguidos.
El animal favorito del coach Lasso es el Golden Fish porque es el animal con la memoria más corta del planeta. Esa es la importancia que le da a los fracasos ante su plantilla, el olvido inmediato. Por supuesto, él sí analiza las razones del fracaso, o de las derrotas, pero no transmite ansiedad o preocupación por ellas. Todo lo contrario, el foco de la importancia lo pone únicamente en los éxitos, que celebra y ensalza dando el mérito a todo el mundo en lugar de atribuírselos él.

8. Escuchar las ideas del equipo.
Cuando un líder reconoce que no sabe de algo, inmediatamente da pie a dos cosas, desconfianza y la debilidad. Sin embargo, el coach Lasso revierte esa situación dejando que el equipo aporte sus ideas sobre las cuestiones importantes, los escucha y respeta todas las opiniones de cualquier miembro de la plantilla por bajo que sea su estatus dentro de la misma.

9. Tomar las decisiones que cree convenientes y explicarlas si han de generar controversia.
Un líder también debe ejercer como tal pues es la persona encargada de tomar las decisiones. El hecho de consultarlas, de escuchar, de entender las posturas de los demás no significa que no deba tomar las decisiones según su criterio. Eso debe hacer un buen líder, pero además ha de saber que si quiere que su equipo le siga ha de respetarlo y explicar el motivo por el que ha tomado alguna decisión que sabe que ha causado, o causará, controversia o rechazo. Sólo desde la confianza se genera confianza.

10. Solucionar facetas personales en bien del objetivo común.
Es imposible que una persona con problemas serios personales se pueda concentrar en su trabajo. El coach Lasso lo sabe e intenta facilitar las cosas a su equipo en estas circunstancias. No se inmiscuye ni ejerce de hada madrina, pero actúa con comprensión y generosidad para que los miembros de su plantilla puedan solucionar algunas facetas personales y centrarse en su labor profesional.

Estos son los diez puntos que destacaría de la serie llevada a la dirección empresarial. Un liderazgo basado en el respeto y no en los resultados, en la confianza, en el compañerismo, incluso en la candidez pues, como el propio coach Lasso, yo también pienso que es mejor dejarse engañar alguna vez por un empleado listillo que tratar a todos como si fueran delincuentes.

Creo honestamente que el único liderazgo válido es aquel que es sostenible en el tiempo, y en mi opinión eso sólo puede conseguirse desde el respeto y confianza mutuos. 

Sin embargo, yo añadiría un punto más a este decálogo del anti jefe,

11. Exigencia.
El éxito puede no basarse en los resultados, cierto, pero sólo en una serie de televisión. De hecho, el equipo de Ted Lasso pierde la categoría y baja a segunda división, lo que en la vida real, donde el éxito sí se mide en un porcentaje importante por los logros conseguidos, el protagonista de la serie habría sido despedido al instante. Lo mismo ocurre en cualquier empresa, si en una compañía toda la plantilla es extremadamente feliz pero no ganan un euro, ésa no es una empresa sana ni sostenible. Por eso creo que al decálogo de Ted Lasso le falta un punto de exigencia y competitividad.

Pero dicho esto, también creo que en un mundo como el actual, donde cada año se ha de ganar la liga, la Champions, los niños han de hacer cincuenta tareas extraescolares, las empresas han de vender un treinta por ciento más que el año pasado, donde los beneficios han de crecer un cuarenta por ciento en cada trimestre, las acciones deben subir, las plantillas deben rebajarse, la tensión y la presión han de incrementarse sin límite ni pudor, los precios deben aumentarse y todo ha de ser más, y más y mucho más, el ejemplo de dirección que nos ofrece Ted Lasso es maravilloso. 

Por supuesto es evidente que el éxito sí debe medirse según los resultados, pero en qué porcentaje. ¿No sería acaso también un éxito dirigir una empresa que fuera rentable y que al mismo tiempo sus empleados, clientes y proveedores, fueran tratados con respeto? ¿No sería un éxito que esa empresa sacrificara un porcentaje de unos posibles beneficios a corto plazo en pos de conseguir esa estabilidad?

Una de las primeras cosas que hace el coach Ted Lasso al entrar en el vestuario que ha de dirigir es pegar un cartel con la palabra BELIEVE!, ¡cree!, algo que siempre intenté cuando tuve la responsabilidad de dirigir un equipo humano, creer en ellos, y por eso me he hecho fan absoluto de Ted Lasso. Quizá de la serie no tanto…, la verdad, pero ver la forma en que este personaje de ficción aborda la dirección de su equipo me ha encantado y me ha hecho desear profundamente que el mundo estuviera dirigido por muchos Ted Lassos.


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