Los ricos son más felices

Hola,

El otro día leí un artículo de La Vanguardia, concretamente en su sección La Contra, y me sorprendió, además de estar bastante de acuerdo con el texto, una entrevista al señor Bruno S. Frey.

Había en ella algunas frases que me encantaron, tanto así que pensé en hacer un artículo cuando acabara la serie del Perú, pero al releer hoy la entrevista, he decidido adelantarlo (al final del artículo transcribo la entrevista en su totalidad).

Comienza la entrevista con una pregunta que desde hace ya varios años me vengo haciendo. Le preguntan al señor Frey su opinión sobre las ideas de los gurús y maestros de auto ayuda que proliferan en estos últimos años, y que propugnan un abandono de nuestra agitada vida occidental. En concreto comienza la entrevista en boca del entrevistador "Aquel gurú me vio estresado al llegar y me pidió que apagara el móvil y el reloj, y entonces respiré: tal vez la felicidad consiste en no correr tras ella".

Sabias palabras las del gurú, pero más aun la respuesta del señor Frey,

"Mire: ese gurú puede permitirse esa vida tranquila gracias a gente como usted y como yo que sí miramos el reloj y nos estresamos con el móvil, los aviones y los taxis... Y esos gurús cogen aviones y usan el móvil sólo cuando les apetece y después le explicarán cómo ser feliz antes de pedirle dinero."

Es decir, esos gurús que nos enseñan el camino de la felicidad, en realidad lo que hacen es ganarse la suya. Por lo menos han comprendido el fin de nuestra existencia, BUSCAR NUESTRA PROPIA FELICIDAD por encima de todo.

Ya, ya, egoísta, egocéntrico, etc., bueno, pues reconozco que un poco sí, pero después de ya cuatro décadas a mis espaldas he descubierto que casi todo lo que dice el señor Frey es bastante cierto.

Los jóvenes y los mayores de cincuenta años son los más felices (quisiera pensar que pertenezco a los primeros...), la felicidad en más de un 60% de los casos es hereditaria, a menor rango y menor capacidad laboral, más infeliz, a más dinero, más feliz (con un límite), sin hijos también más felices. Sólo disiento en lo de la religiosidad...

Y así varios conceptos más. Lo podéis ver con más claridad al final del artículo.

No voy a comentar cada frase, porque mi intención con este post es hacer un comentario sobre la famosa búsqueda de la felicidad, y me gustó mucho leer al sr. Frey porque desmonta todos los estándares de la felicidad soñada en occidente, es decir, no hay que ser un monje budista que una vez tubo un Ferrari para ser feliz, ni abandonar la vida que tanto ha costado conseguir, ni ser la pareja de Amo a Laura con dos niños repipis vestidos igual, jersey anudado al cuello tamaño XS, camisa de cuadros, pantalón de pinzas color beig y los pelos repeinados hacia la derecha, por supuesto, con ocho litros de laca. No, nada de eso. Simplemente hay que estar consciente con la realidad de uno mismo, es decir, gobernar nuestra vida en el porcentaje mayor que podamos.

Acaba la entrevista con una frase que me parece resume lo que intento decir desde la primera letra de hoy, "El poder de decidir sobre todos los aspectos de tu vida te hace más feliz", y es así.

Algunos de los que han venido a vernos a Dominicana nos dicen que aquí vivimos muy bien, porque tenemos un buen coche, una buena casa, palmeras, sol, etc., y es cierto, eso ayuda, pero lo que más feliz me hace a mí en concreto es que vivo como un adulto, sabiendo que soy el único responsable de todos mis actos y sin que nadie (fuera de las horas en que me pagan por trabajar) me diga como debo actuar, o como debo vivir.

No me importan los estándares, no me importan las reglas, no me importan los prejuicios, no me importa qué dirán, o que no, no me dejo obligar por compromisos sociales, ni me intimida el chantaje emocional de mi entorno. Ya no. Sólo quiero libertad, tiempo y dinero, aceptando con esto el esfuerzo y el sacrificio que supone conquistar estos tres pendones. Estoy iniciando el segundo tercio de mi vida, y creo que he aprendido a vivir con respeto a los demás, pero sobre todo con respeto a mí. Y reclamo ese respeto. Algo que en Europa, sobre todo en algunos países anacrónicos gobernados por ideas del siglo pasado (como el mío), no se puede conseguir.

Eso es lo que crea infelicidad, el no poder decidir sobre la vida de uno mismo, aunque yo añadiría que tampoco ayuda nada echar las culpas de no conseguirlo a terceros.

Y por eso mismo es tan importante comprender que, al igual que los gurús que nos avivan ideas abstractas, en realidad todos debemos buscar únicamente nuestra felicidad.

Haz sólo lo que te hace feliz. Nada más. O lo que te ayuda a que lo que haces te haga feliz. A nadie le gusta trabajar, por ejemplo, pero conseguir dinero es fundamental para nuestra felicidad, y eso, si quieres dormir por las noches, sólo se consigue con trabajo. Ahora bien, hay que analizar cómo, porque si encima lo haces en un lugar que no te gusta, malo, y si cobras poco, peor.

Así que os invito, cual gurú pasado de horas de meditación, a que penséis en la entrevista del señor Frey, pero sobre todo a que alcancéis el 10 de 10, porque en la vida, un 8 de 10 es un suspenso.


Entrevista.

Bruno S. Frey, dir. Institute for Empirical Research in Economics, Universidad de Zurich
"Las parejas son más felices sin hijos que con ellos"
LLUÍS AMIGUET - 08/10/2009

Tengo 68 años: la puntuación de felicidad disminuye tras los 30 y aumenta tras los 50. Nací en Basilea: los suizos somos más felices porque tenemos más autogobierno. No tengo hijos... que yo sepa: eso aumenta el grado de felicidad. Colaboro con el Centre Ernest Lluch

Aquel gurú me vio estresado al llegar y me pidió que apagara el móvil y el reloj...

...

Y entonces respiré: tal vez la felicidad consiste en no correr tras ella.


Mire: ese gurú puede permitirse esa vida tranquila gracias a gente como usted y como yo que sí miramos el reloj y nos estresamos con el móvil, los aviones y los taxis...

Me reconforta usted.

... Y esos gurús cogen aviones y usan el móvil sólo cuando les apetece y después le explicarán cómo ser feliz antes de pedirle dinero.

Usted también vive de la felicidad.

Yo sólo soy un investigador social: me he limitado a compilar datos de encuestas y cruzarlos y analizarlos en busca de correlaciones, pero no tengo ningún consejo; ni siquiera sabría cómo definir la felicidad.

Nadie sabe definirla cuando está, pero todos la echan de menos cuando no está.

No me meteré en ese jardín. La felicidad, como el amor o la amistad, no tiene una definición universal y objetiva, pero eso no quiere decir que no exista: Aristóteles ya hablaba de eudaimonia,una especie de realización personal, y esa sensación se puede medir en las encuestas.

¿Cómo?

Preguntando. Mi instituto recopila estadísticas publicadas en todo el mundo sobre el bienestar y su relación con otras variables.

¿Qué estadísticas?

La del Instituto Gallup - es casi universal-además del Panel Socieconómico Alemán, la Encuesta de Hogares Británicos y la Encuesta Social Europea, de la UE, y otras de instituciones de los cinco continentes.

¿Qué miden esas estadísticas?

La gradación de felicidad - déjeme llamarla así-de todos los ciudadanos.

¿Y somos más felices cada día?

Para empezar, déjeme decirle que hay muchos desgraciados con móvil, reloj y una agenda apretada que se declaran - de 1 a 10: una media de 8-muy felices.

¿Cuál es la nota habitual?

La inmensa mayoría de los encuestados del planeta se sitúa entre 6 y 8.

¿Cuántos suspenden?

Sólo un 2 por ciento dice menos feliz que 5.

Gracias a Dios.

No sé si de Dios, pero ser religioso ayuda, aunque seas ateo: incluso los no creyentes que viven en comunidades creyentes son más felices que quienes viven rodeados de ateos. Las relaciones ayudan: amistades, familia extensa y no nuclear, amigos, conocidos y saludados. Y con los años, más: ¿quién cree usted que es más feliz, un señor de 40 o de 80?

No envidio los achaques de la senectud.

¡Yerra! Los jóvenes se declaran más felices y la puntuación desciende entre los 30 y los 50 para remontar tras los 50. ¡Fíjese en los ancianos con buena pensión cómo sonríen!

¿Por qué?

Mi explicación - una hipótesis-es que los jóvenes tienen expectativas que compensan los sinsabores del presente y que los séniors ya han aprendido a aceptar sus vidas y a aceptarse y disfrutar de lo pequeño.

¿Y los cuarentones y cincuentones?

Son los que peor puntúan. Tal vez porque viven de pleno el desengaño de la realidad.

¿La felicidad es genética y hereditaria?

Hemos seguido líneas parentales, y sí: hay al menos un 60 por ciento de porcentaje hereditario en esas declaraciones de felicidad.

¿Los genes ricos son más felices?

¡Correcto! Existe una clarísima correlación entre nivel socioeconómico y felicidad. Los ricos son más felices, pero llega un punto en que más patrimonio no produce más satisfacción en las puntuaciones.

¿Es más feliz el casado-a o el soltero-a?

Los que esperan casarse. La puntuación de felicidad aumentan a medida que se aproxima la boda para caer en picado tras ella.

¿Por qué el matrimonio puntúa bajo?

Demasiadas personas dicen esperar que su pareja arregle sus problemas, pero los problemas personales son personales.

¡Ah! Pero los hijos lo arreglan todo.

Falso. En todos los países las parejas sin hijos son más felices que los padres. Y si los encuestados admiten tener algún hijo con problemas, entonces la puntuación de felicidad se desploma sin paliativos.

Y encima no se quieren ir de casa.

¡Échelos! Cuando los hijos abandonan el hogar paterno, la puntuación de felicidad de los padres se dispara.

Siempre queda el refugio de la oficina.

Sólo si en ella tu amo eres sólo tú. Los empleados puntúan más bajo cuanto menos poder de decisión tienen sobre sus propias vidas. Cuanto menor rango y menos capacidad de organizarse, menos felices.

Ser empresario da menos disgustos y si eres empresaurio sólo los das.

Incluso si eres un empresario pequeñito eres más feliz que un empleado. Un taxista, un tendero o un fontanero - mientras sea autónomo y se autoemplee-se declara más feliz que un trabajador por cuenta ajena, aunque trabaje más por menos dinero.

¿La política da o quita felicidad?

El poder de decidir sobre todos los aspectos de tu vida te hace más feliz. Los ciudadanos de democracias se declaran más felices que los autoritarios, y los de países descentralizados, más que los centralistas: los ciudadanos son más felices cuanto más autogobernados. De ahí que la confederal Suiza sea segunda en felicidad tras Dinamarca.


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