El agradecimiento

Hola,

Hoy, con vuestra clemencia, volveré a hablar de mí.

Por necesidad vital he tomado una decisión, ya comentada en algún artículo anterior, que implica un cambio radical de vida. Mi vivienda, mi trabajo, mi familia y mis amigos, las calles que a diario recorro, las tiendas en las que me proveo, la gente, las caras familiares que me cruzo, las marcas de los coches, los nombres de calles vecinas, los olores y los colores de mis trayectos, todo lo dejo atrás para iniciar una nueva vida, ser otra persona, o intentarlo.

No deduzcáis de mis palabras un valor que no tengo, ni mucho menos una locura de la que carezco. Nada de eso, ya que allá donde voy (y hablo siempre en singular porque aunque mi compañera vendrá, es una decisión suya el acompañarme) mi situación económica creo que estará más que garantizada. Pero el cambio que he escogido implica cruzar el océano e iniciar una nueva etapa en otro lugar, en otro país, en otro continente.

Es algo que me ilusiona sobremanera, sin embargo estos días previos a la marcha, estos días de trajín de cajas y cajas, llenas de mi vida, se están caracterizando por una despedida continua. Una despedida que se inicia por la mañana y que no cesa hasta que comparto colchón con mi compañera. Gente, mucha gente, se esta dirigiendo a mí estos días para desearme todo lo mejor. ¿Sabéis lo significa entristecer un poco cada vez? No sé dónde leí que cada despedida es como una pequeña muerte, no creo en realidad que sea tanto así, pero la fuerza de cada abrazo que sé que será el último, o de cada apretón de manos, o de cada par de besos, arranca de mí un trozo que pertenece a la vida que he decidido dejar.

¿Cómo comprender la cantidad de gente que te envuelve cada día si no la pierdes? Yo me estoy dando cuenta y es a la vez horrible y maravilloso.

Desde aquí, desde mi más humilde y presuntuosa existencia, os doy a todos las gracias por haber formado parte de mi vida, más o menos profundamente, pero todos y cada uno de los que en algún momento os habéis acercado a mí, o habéis dejado que yo me acercara a vosotros, formais parte de la persona que yo soy, y eso es lo más emocionante e importante que una persona pueda comprender. Los millones de impactos que su persona recibe para formarse.

Gracias a todos por formar parte de mí.

Con todo mi agradecimiento y sinceridad, gracias de corazón.

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